No me digan que los berlineses no son extraños. Al menos, tienen una compleja relación con la higiene. Hay gente que no abre puertas públicas sino con codos o pies, para no tocar con su piel los residuos bacteriológicos de otra gente. Lo he visto: una señora abriendo la puerta de Karstadt con un leve puntapié. Hay gente que hace equilibrio en la escalera mecánica, por idénticas razones. Y hay otra que anda descalza por la calle, por razones que desconozco, alimentando las razones de las señoras de Karstadt y los equilibristas. Y finalmente hay gente que milita fervientemente contra el uso de desodorantes. Y hay perros en el subte y en los trenes. O perros en los bares y los restaurants. Pero también hay -por suerte- toallitas desinfectantes para higienizar, antes del uso, los inodoros públicos. Creo que en esta ciudad se debe estar librando alguna guerra entre asépticos y "naturales", y yo todavía no me entero.
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3 comentarios:
Simpáticas las imágenes y los comentarios de su estadía en Berlin. En cuanto mi mente se encuentre a gusto para escribir algo más que este comentari, te aseguro que lo haré.
anónimo: aquí esperamos a que su mente se acomode.
Sucede que anónimo no maneja muy bien esto de tener que registrarse y pasarle mi número de tarjeta de crédito a no se quién para tener que firmar. Por otra parte, resulta de la más emocionante firmar en carácter anónimo: cientos de miles de personas preguntándose sobre el verdadero rostro de tan enigmático personaje. la vida sin emoción es poco atractiva.
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