sábado, 1 de noviembre de 2008


Mucho se dice sobre la seguridad en Berlín. Se dice que uno puede caminar tranquilo, de noche, por la calle. Se dice que uno puede llevar el bolso abierto colgado al hombro e ir papando moscas. Se dice que uno puede andar en U-Bahn a las 4 de la mañana, sin riesgo alguno. Se dice, en fin, que acá no pasa nada. Denuncio, sin embargo, que esto no es cierto. Días atrás, en este abúlico barrio de viudas en que vivo, a plenas e inocentes horas de la tarde, bajo la todavía existente luz del día, tiraron un huevazo en mi ventana. Temo un ataque racista.

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