domingo, 9 de noviembre de 2008

Ya me lo había dicho mi profesor de alemán. Que también era profesor de historia. Que los nórdicos suelen usar, para sus insultos, referencias escatológicas. Que los latinos, en cambio, apelamos más a la sexualidad (a la genitalidad, si se quiere). Supongo que algo tendrá que ver, en esto, la diferencia entre el protestantismo y el cristianismo (me pasa muy seguido, en esta ciudad, de recordar a Weber). La cosa es que no sólo lo escatológico pica en punta. En materia de insultos, parece que el mundo animal también viene en alza. Dumme Kuh es algo feo de decirle a una mujer cuando realiza alguna tontería. Significa "vaca tonta". En el paradigma putativo alemán, siendo la vaca un animal tonto, ser una vaca tonta es la peor de las redundancias. Al hombre tonto también le toca lo suyo. Es un Hornochse. Un estúpido, claro, pero de marca animal. O sea: un buey. O sea: algo que ya no tiene huevos. O sea: casi una vaca (¿algo así como un toro gay?). En fin. La cosa es que me dicen, los que saben, que decirle a alguien Dumme Kuh es decirle algo fuerte. Desde el fondo de mi latinidad y mi sustrato cultural de cristianismo, no puedo evitar sonreirme. Los alemanes siguen dándome, en ciertos casos, mucha ternura.

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